Esteriotipos y prototipos o como ser infelices

¡Hola a todos!

Desde hace tiempo vengo dándole vueltas a un tema y- a riesgo de ser catalogada de cualquier cosa (porque no nos engañemos, hoy en día lo más fácil y común cuando piensas diferente a alguien, es catalogar o tachar de algo "negativo" - y normalmente ofensivo y degradante- a la otra persona, por si así su opinión se hiciese menos válida o no te hiciese sentir tan, falsamente, atacado), así que hoy os traigo un poquito de lo que pienso de los estereotipos y prototipos en general.

Sé que parece un tema super trillado y que, a día de hoy, debería de estar obsoleto, pero tristemente no es así (y lo vemos en cuanto cogemos un móvil, vemos la tele, leemos algo o simplemente nos paramos a pensar en lo que se considera, hoy en día, "normal").

Y ¿qué es lo normal? Pues lo que viene prefijado como "normativo" o "socialmente aceptado" y que, al final, acaba siendo lo que intentan vendernos y, tristemente, compramos.

Porque desde hace tiempo la belleza se rige por una serie de cánones físicos que suelen empezar con una lista enorme de adjetivos que las grandes compañías (y la sociedad en general) marcan como hito o meta a conseguir y que nosotros nos marcamos como una especie de "lista de los Reyes Magos".

Lo mismo pasa con cualquier cosa (piénsalo y dime que me equivoco). Porque para cada cosa que quieras ser o hacer, hay una nueva lista y vuelta a empezar.

¿Y qué pasa con eso? Pues que nunca nos "traen" todo lo que pedimos.

De esta forma empezamos a compararnos y a hacernos daño cuando vemos que no cumplimos con toda la lista o cuando vemos que hay personas que "lo tienen más fácil" (aunque, como diría mi abuela, "caras vemos, corazones no sabemos") o - lo que para mí es peor- que tu esfuerzo y tu tiempo no se valoran y que *error* no vale la pena seguir haciendo aquello que te apasiona.

(Porque es así de triste: el valor de algo lo marcan las empresas, la presión social, los premios o los likes y la popularidad. Cuando realmente debería de ser el si nos hace felices o no.)

Y ahí nacen las inseguridades, los miedos y los frenos.

¿Sabéis la de enfermedades y problemas que surgen de esto?

Y no, no me vale que penséis solo en lo que estáis pensando (porque seguramente solo has pensado en una cosa).

Quiero que pienses en todas -las físicas (desde la anorexia o la bulimia al sobrepeso o la obesidad, por ejemplo) y las psicológicas (desde ansiedad o la depresión al estrés, los complejos y el miedo, por nombrar algunas), porque sí señorxs, estar bien psicológicamente también es importante.

Ojo a esto último, porque os apuesto lo que queráis a que todos - tú también - tenemos alguna de estas cosas. Lo que pasa es que el gimnasio está mucho más normalizado que el psicólogo o el terapeuta. Y así vivimos: sin hablar de estas cosas por miedo.

Porque lo peor de todo es que nos hemos autoconvencido de que reconocer un problema y/o pedir ayuda es malo. Como si reconocer que somos humanos o que queremos mejorar estuviese mal. Como si ser tú mismx te alejase aún más de esa lista imposible, aun sabiendo (y si me equivoco, por favor, decídmelo) que todos tenemos.

Porque quien habla de físico habla de todo.

Porque si vas a una entrevista de trabajo lo ves: debes tener mucha experiencia y muchos estudios - y una larga lista de nosequés- para poder tener un trabajo mínimamente decente.

Y ojo con como vistes, porque la gente entiende que tu ropa marca quién eres y, a veces, cómo debe tratarte.

Otra cosa que me pone nerviosa y me disgusta a partes iguales son los prejuicios y presiones que se le atribuyen a cada edad. Porque si tienes "x" años tienes que tener un trabajo, haberte independizado, tener hijos, o tener una carrera (por nombrar algunas). Como si tener alguna de esas cosas, o todas, nos garantizase la felicidad. Como si cumplir con esa lista - nuevamente- nos garantizase estar dentro de lo "normal" y por ello nuestra vida fuese a ser más fácil o feliz.

Y las carreras, madre mía las carreras, ¿sabéis la de estereotipos y estigmas que tienen?

Si eres psicóloga eres una cura locos.

Si eres abogada es porque te gusta pelearte y el salseo.

Si estudias turismo es porque quieres trabajar en un hotel.

Si estudias ADE es para trabajar en la empresa de tus padres.

Si eres estudiante de ciencias políticas es para ser comentarista de la sexta.

y así una larga lista de estereotipos y chorradas, que intentan limitarte y que lo único que demuestran es la estrechez de miras de quien te los dice.

Y en cuanto al valor del trabajo...

Hace rato que el talento, las horas y el esfuerzo se han quedado rezagados en una carrera, en la que, si no tienes una empresa, premios y reconocimientos, o seguidores a tutiplén, no eres nadie.

Porque otra cosa detesto es a la gente que cree que el talento se mide por premios, reconocimientos o seguidores, cuando hay muchísimo talento en aquellos que conocemos pero que son reconocidos. Hay personas que cantan en las estaciones de metro, pintores pintando en plena calle, escritores autopublicándose, y así una larga lista de personas intentando hacer lo que les gusta pero que, tristemente, no cuenta con el respaldo de las grandes compañías o de miles de seguidores, Que lo hacen porque les gusta, sin la intención de gustar a nadie, solo con el cariño y la felicidad que implica hacer lo que te apasiona y esperar- con suerte- que algún día lo que haces "toque" a quien sea y le transmita algo.

Hace unos días hablaba con una conocida y me decía que ella "pecaba" de no leer autores autopublicados. Imagínate. A mí que me ha costado horrores hacer un (no me malinterpretéis) triste blog. Imaginaos el esfuerzo que hay detrás de un libro, sea autopublicado o no.

Por suerte hay gente que sigue escribiendo. Ojalá y, con suerte, algún día todos leamos más.

Y esto pasa con cualquier persona que decida luchar por lo que le hace feliz. Porque me apuesto lo que queráis a que, para cada persona que intenta hacer lo que le hace feliz, hay al menos otras dos diciéndole que su trabajo no vale, que no es suficiente o que hay muchísima gente mejor. Como si todos formásemos parte de una producción en cadena y por eso nos pudiesen puntuar, como quien puntúa en Amazon o donde sea. Como si fuésemos productos y no personas.

Pero lo triste de todo esto - y de las mil cosas que seguramente me estoy dejando y me dejaré en este artículo- es que todas van orientadas a hacerte sentir mal. A hacer que te sientas poca cosa y a posicionar al otro por encima y eso es tristísimo.

Porque tu valor no debería fijarlo una lista imposible, ni un currículum, ni la opinión de aquellos que no te quieren de verdad.

Porque las personas que te quieren bien, no te ven como un escalón que pisar para subir más alto, ni intentan cambiarte para que seas como ellos quieren que seas o hagas lo que ellos harían, sino que te aceptan y respetan, porque sin eso no hay nada.

Y -ojo- no estoy diciendo que no quieran que mejores, o que no te aconsejen. Estoy diciendo que "ponerte en el lugar de alguien" no es decirle lo que tiene que hacer o lo que tú harías en esa situación siendo tú, sino entender que cada persona es diferente y que, lo que hace feliz a uno no tiene por qué ser lo que haga feliz a todo el mundo.

Porque a la única persona a la que tienes que intentar gustar es a ti.

Porque lo "normal" debería de ser ser nosotros. A nuestra forma. Sin dejar que los demás nos limitasen o nos impidiesen ser aquello que queramos ser.

Porque lo normal es ser diferentes.

y lo genial

también.

Ojalá aprendamos.

Miriam Hernández

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Si has llegado hasta aquí ¡muchas gracias por leerme!

No tengo la verdad absoluta, ni espero que todo el mundo piense como yo así que...

y tú ¿Qué piensas de todo esto?

¿Te ha pasado alguna de estas cosas?

Déjalo en comentarios.

(y gracias por todo, otra vez)